lunes, 24 de junio de 2013

Sumergida en el afán por hacer, se me ha olvidado Ser.

Durante muchos años he sentido dentro de mi una angustia permanente por "hacer" para mostrarle a quienes me rodean que soy alguien que puede hacer algo, y no sólo esto,  mi ego ha querido ser reconocido como alguien "especial". Entonces, entre la tensión por "hacer" y "ser buena/perfecta" para los demás, la vida se ha pasado olvidándome de Ver, Escuchar, Oler, Palpar...Sentir cada día, cada instante, cada lugar, cada Ser que se presenta frente a mi. 
Recibí desde muy niña, como todos los seres humanos, una información de acuerdo a la estructura de la sociedad donde nací. Específicamente una región machista y donde el valor de las personas se determinaba por "cuanto tienes, cuanto vales". Mi madre solía decir que había que conseguir un buen marido con mucha plata para que me sostuviera, complacerlo en todo, hacerlo gastar y ser como una puta en la cama para el. Por otro lado, la información de "la vida es dura", "hay que ganarse el pan con el sudor de la frente", "hay que sufrir para entrar al cielo", "este mundo es de sufrimiento y dolor", "el sexo es sucio y es pecado", "la mujer es cochina", "mujer bonita es flaquita" (y yo parezco Irlandesa en cultura chibcha...osea bien grande)...quedaron bien grabadas en mi cabeza, siendo bloqueo para fluir en armonía con la vida.
Romper esta estructura, confiar en el Universo y su abundancia, disfrutar de la vida, aceptarme como Soy, ha sido un aprendizaje intenso. Fluir en la cultura que me rodea donde vales por lo que haces, si haces y produces (dinero) entonces vales, pero no se valora la entrega a otros niveles como la entrega a un hogar, a los hijos, a sostener una casa, es complejo. 
Como muchas mujeres me entregué a mi hogar, me case joven, tuve dos hermosas hijas y me dedique a cuidarlas, llevarlas al colegio, al odontólogo, al pediatra, a la clase de música, a cocinarles, a arreglar su ropa junto con la de mi esposo, a esperar con la comida caliente el regreso de mi marido del trabajo.....el tiempo pasó, las niñas crecieron, cada una tomo su rumbo junto con mi marido quien a estas alturas tenía una empresa muy bien constituida, un trabajo de 20 horas (tiempo hasta para la amante)...y yo...con un Conocimiento de Doctora, Nutricionista,Psicóloga, Chef, Pedagoga, Asesora de productos para el hogar, Farmaceuta, y otro sin fin de profesiones adquiridas en la Universidad de la vida, que no me sirven para obtener un trabajo digno en ningúna empresa de esta sociedad capitalista.
Sin dinero, porque "no trabajo", no pude arreglarme el cuerpo deforme que dejaron los dos embarazos, y para culminar mi proceso de aprendizaje, mi esposo levantó secretaria joven y delegada y muy seguramente más puta que yo en la cama.
Con una autoestima por el piso, con el afán de "Hacer" algo que me "haga sentir" valorada, querida, amada, protegida, se me han pasado los años.
Ahora quiero renacer. Quiero aprender a Ver cada día, Ver los colores de la Naturaleza, Ver la Creación que me rodea. Quiero Escuchar, Oler y Sentir la Vida. Quiero no vivir en el afán, en la angustia, en el miedo...sí..el MIEDO paralizante. Quiero lanzarme al abismo, y si he de morir por lo menos disfrutar la caída y su paisaje.


domingo, 23 de junio de 2013

Las cadenas del Arcano XV?

En estos días Saturno pasa sobre mi Mercurio natal en casa VIII -Escorpio, por supuesto mi mente, un tanto alborotada, reflexiona en: Nos pasamos la mayor parte de la vida aferrados a creencias erroneas establecidas por nuestro entorno...miedos infundados por las estructuras de la sociedad...sociedad de consumo, sociedad moralista, sociedad capitalista o comunista....se forma una estructura rígida, una mente como espada que muchas veces no nos permite Ser, una espada que la mayor parte de la existencia nos lástima a nosotros mismos...nos volvemos jueces implacables con nosotros mismos, no nos permitimos salir de la estructura implantada, no nos permitimos expresarnos con libertad....y en mi caso, me he amarrado a mi rincón de la seguridad, aferrada a la comodidad con pánico de dar pasos en lo desconocido, con miedo a perderme y perder mi estabilidad.